Hitos culturales desde los 90 en chile

UNA NOTA DEL GATOVICENTE

Mi apreciado amigo Jorge Montealegre puso en su red social la siguiente «CONSULTA (casi encuesta)»:

¿Podrías nombrar unos 5 ejemplos significativos de los «hitos culturales» (positivos o negativos) que consideras más representativos o ilustrativos de los 50 años desde el golpe, en dictadura? Desde ya agradezco tu ayuda. Se ofrece la palabra. 

Pues este año 2023 se cumplen 50 desde el golpe militar cívico de Pinochet traidor, Leigh, Merino y Mendoza general rastrero. Me gustó la pregunta, así que comparto mi respuesta gatovicecentesca, con correcciones y agregados chicos que nos permite el formato blog:

«Es interesante tu pregunta. Yo hubiera querido conversar contigo de cómo era, cómo funcionaba la cultura antes de la dictadura, porque no lo sé. Pero lo que puedo hablar por experiencia es sobre la “democracia” en adelante (o sea desde l990). Y ya que se puede hablar en negativo, si es que me aguantan. 

Primero la desaparición de la prensa y medios críticos, Apsi, Análisis, etc. abandonados a competir con los medios poderosos de derecha, en la cancha de las leyes del mercado, ejemplo de lo que también le pasaría a las producciones culturales afines. Fue provocado por una causa y por una gente que me parece que está demás mencionar, o quizá no, pero hay personas mejor calificadas que han escrito sobre la política de no tener políticas. Ese abandono de medios que les sirvieron para llegar al poder, aplastó la vitalidad cultural y popular que se había re-tejido en la sociedad. 

Segundo hito de este proceso, la creación del fondart (los fondos concursables para artes y cultura), aparentemente democrático, en más de 30 años no ha removido un pelo del dominio elitista de la cultura, pero sobre todo instauró en nosotros la cultura concursable, que en realidad era solo una parte de algo mayor: competir unos contra otros postulando proyectos para financiar actividades, necesidades y quehaceres de la gente, desde reparar techos, pavimentar una vereda o levantar un consultorio de salud pública. Así continuaron el proceso que había iniciado la derecha con Pinochet, de disolución de la comunidad social, reemplazándola por el individualismo absolutario. «No hay sociedad, hay individuos» predicaba la señora Thatcher. Y las autoridades siguen siendo exitosas en mantener esa cultura hasta hoy día, porque no es el momento para ese tipo de cambios finos.

Tercero ligado a las anteriores, la institución de la cultura y lenguaje del marketing y la publicidad en nuestras vidas, prefigurada en la campaña del NO (hay un protagonista que se precia ingenuamente, como todo cuico, de que cada spot del NO –los llama así por algo– lo hacían como uno de pasta de dientes “pa que los pacos no cacharan” se lo puede escuchar en yutube si me piden les busco el link). De ahí apareció un cine “publicitario”, Andrés Wood, o El chacotero sentimental, en fin, los productos culturales vendiendo Imagen País, que tuvo su cúlmine después en una película para el Óscar, donde esa élite progre y privilegiada se atribuye a sí misma, como logro propio, la lucha social que logró sacar fuera a Pinochet. 

Bueno, si me han tenido paciencia de que no anote nada bueno, hasta ahí llego porque como dice Violeta, ya no quiero más por hoy.»

saludos

BIOGRAFÍA DE PEPE HUINCA, SEGÚN SU HERMANITO MAYOR

POR ALBERTO VIVANCO

Jorge Vivanco Ortiz nació en Angol, Chile, el 15 de Noviembre de 1942. Era el menor de cuatro hermanos. María Angélica, María Teresa y Alberto. Contrariamente a lo que ocurre con la mayoría de los dibujantes, ni en su niñez ni en su adolescencia demostró interés alguno por el dibujo. Solo muy esporádicamente enseñaba algunos dibujos, al verme llenar toneladas de cuadernos de historietas desde muy temprana edad.

Cuando nos trasladamos a Santiago, Jorge entró a estudiar Contabilidad en el Instituto Comercial mientras yo ingresaba a la Escuela de Periodismo. Pero cuando en 1960 comencé a publicar mi tira de Lolita en El Clarín, él mostró interés en publicar también una tira en algún periódico de la capital.

Inventó varios personajes, con unos dibujos que sorprendieron por su alto nivel, lo cual demostraba que había estado practicando todo el tiempo, pero en forma absolutamente clandestina. Sin embargo, los tres o cuatro personajes que sometió a mi juicio eran bastante débiles (un viejo gruñón, un niñito travieso, un galán conquistador, etc.)

Me di cuenta, que dada la fuerte personalidad que escondía mi hermano, el mejor personaje que podía desarrollar era ÉL MISMO, con sus amistades y sobre todo, en el ambiente de oficina, ya que él trabajaba como contador recién graduado en el Hipódromo Chile…y siempre llegaba contando incidentes graciosos, llenos de sarcasmo, acerca de su trabajo oficinesco.

Por lo tanto, le remendé que para crear un personaje, era suficiente con que se mirara al espejo. Así fue que nació ARTEMIO.

Una muestra del primer Artemio, donde se aprecia un nuevo tipo de humor en el país. (Fuente de las imágenes http://generacionmampato.blogspot.com/)

Resultó que la tira, sutil, tierna y sarcástica como su autor, no tenía nada que ver con las historietas que se publicaban en los medios en esa época: Pepe Antártico de Percy en La Tercera, Homobono (Alhué) en La Última Hora, Lolita en El Clarín, Homero el Piloto, en la Nación (Themo) Macabeo (Leo) en Las Ultimas Noticias, Malaquías (Hervi) en La Voz, etc.

Artemio era bastante diferente, por lo tanto el único diario posible era El Mercurio. Por suerte yo conocía bastante a su director René Silva Espejo, así que, después de conseguirle una cita, el personaje comenzó a salir diariamente en el periódico. Su autor solo tenía 21 años de edad.

EL SEUDÓNIMO

Es curioso como nació el seudónimo de Pepe Huinca y tiene que ver con las circunstancias que vivía Chile al comienzo de los 60. Silva Espejo, siempre calmado y prudente, recomendó que mi hermano debía firmar con un seudónimo, porque el apellido Vivanco ya salía diariamente en El Clarín, periódico que era enemigo declarado del Decano (no olvidemos que mientras el presidente Alessandri era el regalón de EL Mercurio, El Clarín lo llamaba “la señora” por su manifiesta homosexualidad).

Así como se había decidido que el joven y “colérico” personaje debía tener un nombre (por contraste) tan antiguo y tradicional como era Artemio… el seudónimo debía ser étnico y ancestral , ya que en esa época recién comenzaba la revalorización de lo autóctono (que desembocó en el Neo Folclor). Como Jorge había nacido en Angol, Huinca era una buena opción. Lo de Pepe se le agregó para completarlo, porque él se negaba a esos seudónimos en diminutivos como nombre de mascotas, tales como Coquito, Koquín, Tuto, etc.

COMIENZA UNA PROFESIÓN

Lo que al principio parecía un simple pasatiempo, con intenciones competitivas respecto a su hermano mayor, terminó convirtiéndose en un oficio que lo acompañaría con éxito toda su vida. Dejó su trabajo en El Hipódromo y se dedicó por completo al dibujo (de hecho, demostró a lo largo de su vida que fue mucho mejor humorista y dibujante que contador y administrador).

Para redondear su sueldo, consiguió publicar chistes y caricaturas en la revista Radiomanía. Posteriormente colaboró en la revista Can Can de la Editorial Zig-Zag. Esa legendaria editorial editó una serie de publicaciones de cómics y Jorge dibujó algunas bellas historietas largas en Rakatán, que sorprendieron por lo bello y meticuloso de sus ilustraciones.

Las aventuras de Florián González y Miss Margaret en revista Rakatán nº3, 1965.

Un automóvil para una fiesta… Rakatán nº11, 1965. Pepehuinca lleva a Margaret a un recorrido por una «pobla», parajes desconocidos en la historieta chilena de la época.

EN EL PINGÜINO

A mediados de los 60 me nombraron Director de El Pingüino (Guido Vallejos se lo había vendido a Lord Cochrane, empresa en la que yo sacaba mi revista RITMO).

Allí llevé a trabajar al mejor equipo posible, formado por Hervi, Palomo y Pepe Huinca, todos sacados de Zigzag.

Imposibilitado de seguir la genial dirección de Guido Vallejos, su autor, decidí producir un cambio radical en la legendaria publicación. Se le agrandó el tradicional formato y sin dejar de publicar los íconos de la revista (Themo Lobos, Vicar, Jimmy Scott, etc.) con este joven equipo intentamos producir un material humorístico más actual, influidos por la revista norteamericana Mad.

Nombré a mi hermano como Subdirector y publicó una gran cantidad de chistes e historietas, logrando una maduración definitiva como artista. Esto fue posible por la estrecha relación de trabajo y amistad que había en el equipo.

LA CHIVA

Cuando por razones que aquí no vienen al caso, debimos abandonar Lord Cochrane y El Pingüino, decidimos mantener nuestro equipo y encarar juntos nuevos proyectos. Hizo posible esta idea, la indemnización que me dieron “en el sobre azul” ya que Lord Cochrane se quedó con mi revista Ritmo, con el Gato Yo Yo incluido.

Lo primero fue alquilar una oficina en la esquina de la calle Reñaca, frente a la plaza Baquedano. La intención era editar una revista, pero los primeros pasos resultaron funestos y allí estuvo involucrado –sin quererlo– el personaje Artemio.

Artemio en La Chiva. Fuente: Alberto Vivanco

Artemio se publicaba con bastante éxito en El Mercurio, por lo tanto lo obvio era que la nueva empresa empezara por editar un Libro de Artemio (tipo Mafalda) con el objeto de aumentar el capital (que no era demasiado para los proyectos planeados).

Se imprimieron 40.000 ejemplares con una recopilación de las tiras publicadas hasta el momento. Con la fama del personaje, mas todas las entrevistas conseguidas entre mis colegas periodistas en radio, prensa y T.V. (hasta El Mercurio difundió la aparición del libro) el éxito económico del libro parecía asegurado.

Portada del primer libro de Artemio. Fuente: generacionhttp://generacionmampato.blogspot.com/2013/11/el-libro-de-artemio-pepe-huinca.htmlmampato.blogspot.com/

Sin embargo surgieron problemas en la distribución (eso siempre ha ocurrido, ocurre y ocurrirá en Chile). Las únicas distribuidoras que existían eran Zig-Zag y Lord Cochrane. Ambas solo comercializaban sus propios productos y se negaban a distribuir a los editores independientes, por el egoísmo de no tener competencia que amenazara sus propios productos.

Una opción fue la oferta del presidente del gremio de Suplementeros, quien se comprometió a distribuir todos los ejemplares a nivel nacional. Parecía un buen camino. Sin embargo, al mes solo había colocado en los kioscos del centro de Santiago menos del 5% de la edición. A los tres meses la situación seguía igual y se había perdido el efecto de la publicidad, por lo tanto el proyecto se declaró quebrado.

La mitad del capital se había perdido, la otra mitad alcanzó para los cuatro primeros números de La Chiva y decidimos distribuirla personalmente después de tan triste experiencia.

La idea de La Chiva era hacer una revista con sátira social, gozando de absoluta libertad de creación. La historieta central era Lo Chamullo, un barrio como el suyo, dibujada en forma colectiva. (cosa que ya habíamos ensayado en El Pingüino). A Pepe Huinca le correspondió animar el personaje de Don Paello, el almacenero gallego del barrio.

Los personajes de Lo Chamullo. Al centro Don Paello, dibujado por Pepehuinca. Fuente: Folclore y Cultura Chilena / facebook

Esa etapa fue muy enriquecedora y creativa para todo el grupo (Hervi, Palomo, Pepe Huinca y yo). Cada edición (legó al Nº50… ¡increíble!) era discutida entre los cuatro y solíamos hacer mas chistes en esas reuniones que los que salían publicados. Creo que esa experiencia insidió notablemente en el desarrollo profesional futuro de cada uno de nosotros…rompiendo las barreras acartonadas que los dibujantes solemos tener (por lo menos así era en esa época).

El carácter absolutamente independiente de la revista atrajo la adhesión de casi todos los dibujantes del medio humorístico nacional que se volcaron a colaborar (gratuitamente y con gran entusiasmo) cosa probablemente única en los anales del periodismo criollo.

Pepe Huinca, además de dibujar se interesó por imprimir la revista, desarrollando el oficio de imprentero que lo acompañó para siempre.

[Pepehuinca en La Chiva]

Editorial de La Chiva nº1 y viñeta Santiago tal cual, de Pepehuinca

Foros en la política, página de Pepehuinca

De la Vega a Vitacura, serie de Pepehuinca en La Chiva.

Viñeta de Pepehuinca en la Chiva.

INFLUENCIA

La influencia de Hervi y Palomo en Pepe Huinca fue muy importante. No tanto en el dibujo mismo, sino por su actitud frente a la creación humorística: adquirió la certeza de que su propia forma de ser, sarcástica, crítica, burlona y descuidada, podía ser una fuente inagotable de ideas para crear situaciones humorísticas,

Esa es la misma óptica tan particular que poseen tanto Hervi como Palomo y que puede convertirse –talento artístico mediante– en una caricatura absolutamente original.

Antes de esa influencia, siempre desconfiaba del valor de sus propias reflexiones, sin otorgarle mucho valor artístico. Le dio gran seguridad al ver que ese par de “geniecillos” podían concretar un chiste gracioso en el papel, a partir de sus burlas callejeras o tallas despiadadas al prójimo. Porque al final, su principal archivo de ideas estaba en su particular forma de ser.

Por eso, desde los días de la revista Can Can, junto a ellos, Huinca se graduó de creador talentoso, confiando totalmente en el valor de su propia capacidad para burlarse del mundo que le rodeaba.

Porque en definitiva, el humorista es un inconforme con su entorno y se reivindica cuando logra transformar su reclamo en un chiste que se publica, que la gente lo lee…y que, más encima, le pagan a uno por semejante descarga.

EL NUEVO GOBIERNO

Cuando el gobierno de Allende compró la Editorial Zig-Zag y pasó a llamarse Quimantú, fui nombrado Director de la División Periodística… porque no fue “nacionalizada” como he leído por ahí, sino “comprada” y pagada en su totalidad: el inicial lo dio el gobierno y el resto lo pagamos sus trabajadores, gracias al éxito comercial que significó dicha gestión.

Lo primero que hice fue inventar la revista LA FIRME, para divulgar en historietas los planes, logros y dificultades del gobierno constitucional, que tantos años de lucha, sueños y vidas humanas nos había costado.

Huinca colaboró activamente en esta revista. Entre muchas otras cosas, desarrolló un personaje que ya habíamos empezado en La Chiva: El Súper Cauro. Era un niñito marginal y subalimentado que al conseguir ingerir algunas proteínas comunes y corrientes se transformaba en un superman que luchaba contra los delincuentes de cuello blanco, acaparadores, estafadores, corruptos etc. En general en contra de un sistema que perjudicaba a las mayorías. Años después, editamos una revista con ese mismo personaje en Venezuela, que pasó a llamarse Súper Chamo.

Supercauro, en La Firme, N° 8, junio/1971. Fuente: Jorge Rojas Flores. CC

Supercauro en portada de La Firme.
fuente: Sol del saber

EL GOLPE

El golpe militar pilló por sorpresa a Pepe Huinca, igual que a millones de chilenos… Y además sin trabajo…con excepción de Artemio que seguía saliendo todos los días en el Decano. Diez meses después, cesantes y comiéndonos nuestros ahorros, agarramos las cuatro pilchas que nos quedaban y rajamos a Venezuela.

ETAPA VENEZOLANA

Venezuela, el país más generoso sobre la tierra, nos acogió calurosamente. La tira de Artemio empezó a publicarse inmediatamente en el diario Al Cierre (aunque le cambió el nombre por Bollete y era un junior motorizado, prototipo muy popular en ese país). Posteriormente sacamos una revista con ese personaje recauchado que duró una docena de años. Al mismo tiempo comenzó a trabajar en el canal de televisión estatal como ilustrador, ya que en 1974 no existía Internet, ni las infografías, ni los medios técnicos actuales. Y todos los gráficos, mapas descriptivos y reconstrucciones, etc., había que hacerlas a pulso. Esa era su pega.

Cabe destacar que El Mercurio jamás cortó la tira de Artemio y Huinca seguía mandándola religiosamente por correo. Dos años después, debido a la vorágine del trabajo editorial venezolano y al tremendo desencanto de ver a su país bajo la bota fascista, le puso término voluntariamente a su permanencia en el Decano.

Pero Artemio no desapareció totalmente de Chile. Hervi lo reflotó sacando un revista en que desarrollaba este personaje (y a su hermanito Benjamín) en un nuevo formato de cómic. A Huinca le pareció maravillosa esta continuidad que venía en momentos en que en el país no abundaban los trabajos para los colegas chilenos. Por otra parte, el mismo Artemio tendría un segundo aire en Venezuela, por mas de 10 años, publicándose en sus propias revistas.

El Libro 2 de Artemio, publicado en Chile ¿1974?. Dibujado por Pepehuinca.

Artemio 23, Revista dirigida y dibujada por Hervi.

El 3 de Julio de 1974 comenzó la etapa Venezolana. Logré montar una editorial que sacaba una docena de revista de Humor y de Pasatiempos… y posteriormente llamé a Pepe Huinca a sumarse a esta empresa. Luego pude comprar una imprenta que él manejó personalmente por el resto de su vida. Allí imprimíamos nuestras publicaciones que se distribuían por todo el país. Como dibujante, contribuyó en todas ellas, destacándose principalmente en las revistas Sopa de Letras y la humorística El Gozón, que durante treinta años aparecieron semanalmente en todos los kioscos venezolanos. Ambos rubros tendrían una secuela de publicaciones similares, siguiendo el modelo norteamericano que yo había estudiado en USA.

Durante los primeros diez años, todas nuestras publicaciones acogieron el trabajo de buena cantidad de dibujantes chilenos, quienes enviaban sus historietas por correo entre los que se destacan Hervi, Jecho (Eduardo de la Barra) Edmundo Pezoa, Tom, Néstor Espinosa, Miranda, Máximo Carvajal, Fernando Daza, etc.

COMICS AL POR MAYOR

Debido a nuestra actividad como editores e imprenteros, nuestro oficio como dibujantes había decaído mucho y resolví revitalizarlo creando una agencia que distribuyera historietas a cuantos periódicos fuera posible, siguiendo el modelo de la King Feature Syndicate. Aunque mi Lolita no había dejado de publicarse en el periódico 2001 de Caracas, la idea era ofrecer un paquete de no menos de 7 personajes a todos los periódicos del continente. Pepe Huinca se entusiasmó y decidió participar con su legendario personaje Artemio, que había permanecido relegado, mas nunca olvidado.

Pero, igual que tres décadas atrás, surgió un problema de identidad con el personaje… A esas alturas (1990) además de la nostalgia, Huinca no se identificaba con el muchachito ocurrente y despreocupado. Porque él mismo había cambiado. Y siendo un autor muy emocional, no se sintió ni cómodo ni creativo en el ambiente del Artemio tradicional. Por otra parte, mucha agua había pasado bajo el puente y las cosas no se veían con esa inocencia (e inconciencia) de los años 60.

Mi sugerencia fue la misma de ese entonces: “Retrátate tal como eres ahora”. Así fue como nació Don Artemio. Empezó a publicarse en el Universal de Caracas, en El Colombiano de Medellín y en El Diario La Prensa de Nueva York, y luego a una veintena de diarios de diferentes partes.

Don Artemio, de Pepehuinca. Fuente: Alberto Vivanco

Una vez Palomo me dijo que no lograba encontrar a Artemio en este Don Artemio. Y tenía toda la razón. Es que simplemente su autor ya no era el mismo de antaño.

Con este “nuevo” personaje, pudo desarrollar toda su creatividad y cautivó a los lectores de todos los periódicos en los cuales logré venderlo internacionalmente dentro del paquete que ofrecía la Agencia Comic Latino.

MÉTODO DE TRABAJO

La mayoría de los dibujantes van inventando sus chistes en cualquier parte y anotándolos aunque sea en servilletas, de tal manera que cuando se sientan en su mesa de trabajo, ya tienen la mitad de su creación hecha. Pepe Huinca no era así. Él debía encerrarse (en lo posible acostado y mirando el techo) y empezar a darle vueltas a las situaciones que se planteaba hasta encontrar la salida humorística deseada.

Este método, bastante torturante, a veces rendía exiguos resultados… pero otras podía llenar un cuaderno completo de ideas originales, suficientes para todo el mes… siempre y cuando no fuera interrumpido… cosa bastante difícil cuando estás manejando una imprenta, una editorial y una distribuidora.

Sin embargo, por ser la parte mas creativa del trabajo, se daba maña para encerrarse (a veces en el baño) para cumplir con la cuota de 30 tiras mensuales. Una de las cosas que le ilusionaba era volver a publicarlas en Chile, reencontrándose definitivamente con sus raíces.

El PROYECTO QUE FALLÓ

En 1991 Pepe Huinca concretó un viejo proyecto nuestro, que era imprimir revistas en USA y desde ahí distribuirlas a todo el continente (eso es lo que hacen casi todas las publicaciones que llenan nuestros kioscos latinoamericanos, tales como Cosmopolitan, Vanidades, etc.) Aunque usted no lo crea, hay países como Colombia y México que no dejan entrar revistas impresas en otros países latinos… a menos que vengan de Estados Unidos o España.

Yo había hecho un serio intento de imprimir en Colombia para distribuir en Miami, cosa que funcionó durante un buen tiempo. Pero ahora la idea era instalarse en Florida y desde allí mandar los productos a todo nuestro servil continente.

Pepe Huinca comenzó con una pequeña revista humorística (16avo, 32 páginas) con un solo personaje de su creación llamado RAMÓN. Este era una mezcla entre Artemio y Condorito y lo suficientemente simple y flexible como para gustar en todas partes. De alguna manera seguía la huella de Condorito (ampliamente popular en todo el mundo hispano). Para que no hubiera ninguna duda, se decidió colorearlo solo con el rojo y gris, como es tradicional en el pajarraco y que es sinónimo en el mundo de chiste fácil y amistoso con todas las edades de lectores. Pero en este caso “la invisible mano del mercado” no trabajó a favor de Ramón.

A pesar de la buena acogida del proyecto en Florida (desde donde se imprimía) al llegar al Nº 7 cambiaron bruscamente las condiciones económicas en Venezuela (desde donde se financiaba) y su costo resultó insostenible en momentos en que aun no se financiaba totalmente desde USA, debido al lento retorno de las devoluciones (y por consiguiente, los pagos) en ese dinámico país, rápido para cobrar, lento para pagar. No quedó mas remedio que clausurar el proyecto en su Nº 8 ya que su costo era 5 veces mas que su precio de venta. Eso es algo que ocurre frecuentemente con los proyectos comerciales multinacionales de nuestros países. O sea, el subdesarrollo que le llaman.

Ramón, de Pepehuinca. Fuente: Alberto Vivanco.

DE REGRESO A CHILE

Ramón siguió saliendo unos 20 números más, aunque solo para ser distribuidos en Venezuela. Por esa época (1993) fue que Pepe Huinca decidió regresar a Chile. Para eso se llevó su personaje Don Artemio bajo el brazo y una imprenta para instalar en la calle Sierra Bella 1954 de Santiago. Fue importante publicar Don Artemio en el diario La Hora.

Para un artista de larga trayectoria, sentarse en la mesa y dibujar su personaje (sabiendo que miles lo leerán) tiene la saludable virtud de inyectar nuevas energías e ilusiones, como si la tinta china fuera una transfusión de sangre.

Lamentablemente La Hora fue un proyecto de corta vida…al menos en los kioscos, porque repartirlo gratis a la salida del Metro, como si fueran volantes de circo, ya no es técnicamente periodismo, sino una mera promoción de mercadeo.

Cuando a comienzos de Semana Santa del 2004 Pepe Huinca fue atropellado por un auto en la Alameda con Estación Central, debo decir que estaba bastante desilusionado de casi todo (más que nada por problemas familiares). En esos días yo había viajado expresamente a Chile para darle apoyo en unas decisiones que él consideraba necesarias, pero vacilaba en tomar.

En el momento de manejar su bicicleta por la Alameda al mediodía del Jueves Santo (¡a quien se le ocurre¡) con toda seguridad su mente estaba muy lejos de allí: en el bello Caribe que dejó… y en el Chile que jamás encontró. El eterno dilema de los emigrantes.

[Saludos al querido Jorge Vivanco Pepehuinca, en el cosmos de los dibujantes].

Fuente: Alberto Vivanco (2007). Los tres del medio son: Palomo, Nato y Jorge. Los del extremo son diagramadores o algo así ,cuyos nombres no recuerdo. Están frente a un bar en Santiago, donde solían ir a jugar al cacho. Antiguamente también se les unía Pepo y era una especie de tradición. Se jugaban la botella de vino (igual que Condorito y sus amigos). Cuando Pepo perdía se enojaba y le echaba la culpa a su compañero. ¡Que tal? Yo no estaba en el grupo, porque vivo a 15.000 kilómetros al norte, en una playa colombiana del caribe.

Nota de Vicho: «Biografía de Pepehuinca, escrita por su hermanito mayor” fue publicada en la Revista de Teoría del Arte Nº 17, Magíster en Teoría e Historia del Arte (TEHA) Universidad de Chile, 2007.

Agradeceré de ustedes los aportes en imágenes faltantes y precisión de fechas de las publicaciones.

El Libro de Artemio puede descargarse aquí en el blog Generación Mampato.

LA PALABRA DEL BLANCO

No confiamos en las historias oficiales

EL TEMA MAPUCHE EN LAS HISTORIETAS CHILENAS [9]

Lectura comparada de La Integración con Roi des Mapuches

En el artículo anterior leímos La integración de Vares y Errázuriz, editada por el sello Histocomix, que nos presenta una versión aprobada por autoridades militares de la invasión chilena a los territorios mapuches o Wallmapu a partir de 1859. La entendemos como un “discurso oficial”. 

Aparte de la historieta Kilapán, de Pedro Melinao, de la cual no he podido leer más que algunos fragmentos en su blog, he hallado otra historieta que trata críticamente el tema de la ivasión chilena de los territorios mapuches: Roi des Mapuche. Tomo 1. “La traversée des vastes pampas”, de Christophe Dabitch y Nicolas Dumontheuil, editado por el sello francés Futuropolis en 2021. Trata del segundo intento de Antoine de Tounes, modesto jurista de la localidad de Périgueux, autodenominado “Orélie-Antoine Primero” de llevar a cabo su objeto de convertirse en “rey de la araucanía”, aliado ambas veces al parecer con el toqui Quilapán. Conozco solamente este tomo, gracias a la biblioteca del Instituto francés de chile y me refiero a él. De acuerdo a la internet de Futuropolis, la serie tiene dos tomos. 

Aquí una brevísima lectura comparativa sobre puntos críticos para nuestra búsqueda. 

Mientras en una viñeta de La integración se dice que, en ausencia de los militares que han partido al norte, los civiles dejados como autoridad cometen acciones que dañan y hacen reaccionar a los mapuches, en Roi son desde antes los militares quienes impulsan desde las sombras las tropelías civiles, como represalias. 

En las páginas 28, 29 y 30 de Roi, hay un “malón” de mapuches contra un rancho de colonos chilenos, en el cual el hombre (Enrique) es asesinado, la casa incendiada y los caballos robados. Sobreviven la mujer y los hijos que no podían enfrentarlos. La violencia mapuche no se sugiere sino que se muestra. En la página 30 hace su aparición Cornelio Saavedra, el intachable general de La Integración, cuyo ayudante le informa que han sido cuatro familias atacadas y dos muertos. Saavedra, distante al lenguaje de “La integración” dice: “Basura de indios”. Luego consuela a la mujer “No tenga miedo, esta tierra es nuestra, usted recuperará su hacienda, nosotros no dejaremos hacer a esta horda de bárbaros.” 

Roi des Mapuches, p.28
Roi des Mapuches, p.29
Roi des Mapuches, p.30

En la página 31 Saavedra hace venir a un tal Jesús, no se saben más datos sobre este personaje, a quien le encarga “dar una lección a esos salvajes. Los que se esconden en la capital decididamente no entienden la situación. Por cierto su misión es confidencial, ojo por ojo. Buena suerte.” Y le paga por adelantado.  Saavedra, mirándolo salir del fuete con su banda, le dice a su ayudante “Las ovejas negras del parlamento quieren que los indios tengan los mismos derechos que nosotros. ¡Dios mío! Pero si este es el sur, la ley no ha llegado todavía aquí.” Su desdén sobre políticos en desacuerdo con sus objetivos se confirma. En este tomo no hay un correlato de esta diferencia con los políticos, hoy a nosotros nos puede sorprender, y la ponemos en interrogación. Sigue una secuencia donde la banda masacra alegremente a un poblado Mapuche. 

Roi des Mapuches, p.31
Roi des Mapuches, p.33

Mientras en La integración Saavedra y los altos oficiales dicen sin variaciones frases racionales y tranquilas, hoy políticamente correctas, es decir frases de los libros de historia oficial, en Roi hay un lenguaje más cotidiano y reconocible, por consecuencia un pensamiento más realista. Pienso en los colonos de ese tiempo y en los chilenos que odian a los mapuches hoy en día, si acaso dicen y piensan frases tan elegantes o en realidad dicen lo que dicen, incluso en público. 

Veamos la escena o capítulo 5: “La palabra del blanco”, según Le roi es la palabra manejada, mejor dicho la doblez del discurso, cuando los chilenos parlamentan con los mapuches. En La integración, ofrecía precio justo por venta o arriendo, de lo que debíamos inferir que ante la negativa se retiraría pacíficamente, o sea civilizadamente. Pero lo que se muestra es que los mapuches entregaban sus tierras en plazo indefinido, porque los blancos eran capaces de trabajarlas y ellos no, o por otro lado, que actuando sin transparencia ni previsión, lo dejaban “plantado”. De hecho, no hay en La integración ninguna secuencia donde presenciemos un parlamento mapuche-chileno. 

En cambio, el parlamento escenificado en Roi es el siguiente, inciando Saavedra: –“La palabra va mejor que las armas … la república chilena los considera como sus hijos si ustedes aceptan las reglas que ella dicta para el bien de todos. Debemos olvidar la sangre vertida para ir hacia un futuro común… Para la república, la propiedad es la base de la civilización.” –Cacique: “Nosotros no queremos la guerra, nosotros vivimos aquí desde siempre. La tierra no pertenece a nadie, ni a nosotros ni a la república chilena, pero ella nos habla a nosotros, Mapuche.” –Saavedra: “Tienen el derecho de vivir aquí, pero otros también lo tienen. La tierra es bastante grande para todos.” –Cacique: “¿Por qué ustedes envían siempre más extranjeros que cercan las tierras con alambres? ¿Por qué dejan que bandidos maten en nuestros pueblos?” –Saavedra: “Si terminan los robos de ganado y los ataques, terminarán también las represalias. Les propongo un tratado de paz.” –Cacique: “Si desean vivir en paz con nosotros, somos nosotros quienes les ofrecemos esa paz. Pero dejen nuestro suelo libre, no traicionen más sus palabras, porque si tal es el caso, continuaremos la lucha hasta la muerte.”

Roi des Mapuches, p.39
Roi des Mapuches, p.40
Roi des Mapuches, p.41

Al final, Saavedra no consigue doblegar los argumentos. Entonces sus soldados reparten botellas de alcohol que sacan de cajas repletas. Los mapuches las reciben. Ahora Saavedra, en encuadre cerrado, le habla de nuevo a su ayudante: “Observe bien a los orgullosos Mapuche. Dentro de una hora verá patéticos náufragos (patéticas ruinas).” (p.41).

La secuencia siguiente “El viento de la pampa”, en la cual Orélie llega a Buenos Aires y emprende la travesía de la pampa para atravesar la cordillera con Quilapán, muestra a los colonos argentinos cazadores de orejas, las que cuelgan en cuerdas, son trofeos pero también se paga por ellas. Luego vemos al ejército argentino desplazándose por un río o lago en balsas cargadas de cajas con botellas de aguardiente, y simplemente ofreciéndolas de regalo a los Mapuche. Ellos las toman encantados y los vemos caer a tierra arrastrándose, náufragos borrachos, ante el enojo de Orélie, que ve la trampa. Continuando los diálogos de la secuencia anterior, Orélie les pregunta “¿Ustedes están orgullosos de ustedes? Valen menos que cadáveres. ¿Ellos vienen, les abren las botellas, y ustedes olvidan quienes son?” (p.72) 

Roi des Mapuches, p.70
Roi des Mapuches, p.72
Roi des Mapuches, p.73

Hasta aquí las cotejaciones que creo más relevantes para nuestro tema. Desde el principio surge la pregunta de cuál de las dos historietas es históricamente más veridica. Por mis limitaciones y mi honestidad, no puedo abordar una discusión de documentos históricos, que ambas suponen aunque ninguna detalla, pues tampoco se trata de historietas documentales y no debe exigírselo. Lo que sí puedo hacer es leer en cada una su verosimilitud en cuanto relatos gráficos. 

Las dos historietas son tradicionales en su forma, con grilla de cuatro filas o tiras, y hay ciertas semejanzas en sus estilos de dibujo. Roi tiene un imaginario más influido por el género western, mientras La Integración probablemente sea más fiel en las ambientaciones.Pero Roi des Mapuche es más moderna en su visión del problema, en el tratamiento de los personajes y en su estructura narrativa. Desde luego ambas también tienen una matriz nacionalista. No pretendo decir que una historieta francesa sea más moderna que una chilena porque pertenezca a una tradición mucho más favorecida, de uno de los países colonialistas y explotadores del mundo. El asunto que me interesa es la contraparte que Roi des Mapuche hace al tema de la ocupación de tierras, los métodos con que fue hecha, y la ideología que la impulsó, que en La Integración es presentada como intachable en términos éticos, morales y militares. 

Según el duscurso cuidadosamente elaborado por Histocomix, desde el siglo 19 la nueva república chilena hereda la tradición heróica que los mapuches han construido, pero han ido perdiendo en el sentido moral, el más importante de los sentidos para la tradición militar y popular, y en base a ese supuesto moral quiere justificar su discurso.

Roi des Mapuche presenta la perspectiva de Orélie Antoine, mostrando su raro estado mental, su locura, pero también sus ideas políticas no tan desajustadas de la realidad. En cambio, Histocomix simplemente lo cancela con la etiqueta de “orate”, con la cual, siguiendo las implicaciones, se descalifica a Quilapán y a la rebelión mapuche contra la nueva república chilena, pues en vez de mantener su heroica tradición hace alianzas con un oportunista cobarde, un hombre que aparte de su necia ambición personal no tiene ideas, según Histocomix.

Las historietas de Histocomix, aunque publicadas en años recientes, son más antiguas, unidimensionales, sin hacerse cargo de las contradicciones, y siempre definiendo un modelo de moral intachable, para los españoles, para los mapuches, y para los chilenos que heredarían lo mejor de ambos. En La Integración el toqui Quilapán, que resiste a “don gobierno”, se desajusta al modelo con acciones ambiguas y estrategias menos honorables. Esto obedece a que los narradores quieren separar sutilmente a Quilapán de la tradición de los Toquis anteriores, sugiriendo que su lucha ya no correspondía a los tiempos, idea que hoy es corriente para justificar la quita de tierras. Lo plano o unidimensional, la seriedad solemne, heróica, etcétera, de unos, y la descalificación para aquellos “desajuntados”, en fin el recurso a los estereotipos es una idea más antigua de contenidos.

También es interesante por lo mismo comparar la entrevista o interrogatorio de Saavedra con Orélie, en Roi, absolutamente política, con debate de ideas de la época, distinto al Orélie incapaz de argumentar nada frente a los impolutos militares chilenos pintados por Histocomix.

EL TEMA MAPUCHE EN LAS HISTORIETAS CHILENAS

1. Textos de base y ausencias de Chile

2. Influencia del asesinato de Camilo Catrillanca

3. Vueltos al pasado / El escudo de Colo Colo FC

4. Morirás en la frontera / Capitán Garra

5. Ilustraciones de El Cautiverio Feliz

6. Quilapán, de Jorge Lillo. Un aporte a la ecología social

7. La historia del pueblo Huilliche

8. Todo legal, todo necesario. El discurso oficial de la ocupación chilena.

Todo legal, todo necesario. El discurso oficial de la ocupación chilena.

EL TEMA MAPUCHE EN LAS HISTORIETAS CHILENAS [8]

En el primero de estos artículos me preguntaba por qué los historietistas chilenos se enclaustran hasta hoy día en la antigua resistencia Mapuche contra los españoles, ubicada entre 1500 hasta mitad de 1600, y también en la anterior resistencia a los Incas, pero no han querido abordar lo que vino después, a partir de la ocupación militar chilena desde 1859 en adelante. Dejaré para otro artículo las historietas que han cambiado el género guerrero por el de la magia y la mitología, probablemente otro modo de evitar el problema de fondo de la relación política entre el estado chileno y el pueblo Mapuche.

Entre las hipótesis decía que los historietistas chilenos no quieren identificarse con los Mapuche cuando los invasores ya no son los españoles con armaduras sino el ejército nacional, pero tampoco identificarse con los chilenos con armas modernas, trampas de abogados, o regalos de alcohol. Lo que está a la mano es la veta de las leyendas antiguas, guerreras o folclóricas. Decir esto por supuesto implica una crítica a la historieta chilena.

Los únicos lápices que hablan críticamente son los y las de origen Mapuche, por ejemplo Pedro Melinao con su humorismo gráfico y su historieta Kilapán, publicada en Mapuche Kimün, periódico editado por Farmacia Mapuche, 2004-2005, desafortunadamente difícil de conseguir. Agregar los comics y textos ilustrados en fanzines, que abordan el problema contamporáneo. Trataré de reunir más material de ellos.

Con la advertencia de que puede haber trabajos que todavía no he conocido o encontrado, entre las pocas historietas tradicionales que encaran ese momento histórico se cuenta el segundo volumen de Capitán Garra, de José Gai, subtitulada “Morirás en la frontera” (Tajamar, 2017), a cuya lectura dediqué ya un artículo. José Gai expone primero críticas severas a Chile y los chilenos, sin embargo al final las críticas definitivas las dirige contra los mapuches, usando como razón la bandera chilena ofendida y despreciada por los ellos, y reafirma al ejército nacional como heróico.

Hay otra historieta chilena que trata directamente la ocupación. Es el volumen o número 5 de La guerra de Arauco, con dibujos de Christian Olivares Salas (Vares) y textos [al parecer] de Matías Errázuriz Soza. (Sello Histocomix. Editorial Florencia, Chile, 2001). Aquí se presenta un discurso nacionalista cercano a los militares, lo cual se consigna en los créditos: “Certificado por Osvaldo Silva Galdames, Academia de Historia Naval y Marítima de Chile. Autoriza circulación: Dirección Nacional de Fronteras y Límites del Estado.” Se presenta también como material de apoyo educativo. Estos datos indican que la historieta habla el discurso oficial del Estado chileno.

Aunque otorga protagonismo y dedica los 4 primeros números a lo que llama “la heroica resistencia del pueblo Mapuche”, están siempre narradas desde la perspectiva “civilizadora” de los españoles, tal como hizo Ercilla en La Araucana, y en el volumen 5 define a la ocupación como un “deseo de integración definitiva”. También, como Erilla, nombra minuciosamente los apellidos, de ahí aprendemos que las familias más poderosas y los apellidos “aristócratas” chilenos no fueron ni estuvieron en el campo de batalla.

La guerra de Arauco de Histocomix son historietas interesantes como tales, entendiendo que su objetivo, como material educativo, implica que el relato sea llevado por recuadros de texto a veces demasiado largos. Aún así los episodios 2 al 4 ofrecen una lectura fluida, con buen ritmo y creación de tensiones a través de silencios, juegos de expresiones y escenas llevadas por diálogos, moderando el uso de los recuadros explicativos. Ese ritmo de lectura sigue tal vez hasta la primera parte del volumen 5, con la resistencia liderada por el Mestizo Alejo y por Misqui, pero al abordar la última etapa de relaciones entre españoles y mapuches recurre al resumen, primando los recuadros explicativos y las viñetas como ilustración. Consecuente al discurso histórico oficial, se destaca la política de Ambrosio O’Higgins de “asimilación a través de la civilización y el comercio.”

A partir de allí la historieta aborda la relación de la nueva república con el pueblo Mapuche con un dibujo alegórico que junta las figuras de Lautaro y Valdivia como los formadores de la “raza” o el pueblo chileno, representado como típica escena de gloria militar. El recuadro de texto dice lo siguiente: “El dominio mapuche de la zona del Bío-Bío continuó inquiebrantable a través de los años, y en 1810 comenzaron a colorear las primeras luces de independencia para los criollos hijos de la Araucanía y España. Luego de heroicas jornadas llenas de sacrificios, desesperanzas, fe y victoria, la llama de la guerra de arauco pasaba sangrando, como una herencia, a las manos de una nueva nación soberana…Chile.”

El recuadro es ambiguo, pero puede entenderse que la “guerra de arauco” fue continuada y llevada a su cumplimiento por los “criollos”, o sea los hijos de Lautaro y Valdivia. Sin embargo ¿por qué habla de una “herencia que sangra”? Mi hipótesis es que quiere decir que la libertad del enemigo común, España, ya fue ganada por los criollos, y desde ese momento la resistencia mapuche está fuera de lugar, se convierte en guerra entre hermanos, o guerra fratricida. La lectura nos ayudará a argumentarlo.

Se comienza a rebajar sutilmente la resistencia Mapuche que antes había sido representada como orgullo de la raza contra los extranjeros. Cornelio Saavedra, pintado como un militar intachable, comienza la entrada en el territorio en 1859. Para el año siguiente, dice el texto, no se había avanzado un metro a causa del “asedio indígena promocionado por caudillos liberales y forajidos asilados entre los mapuche”. Además, el ejército comete errores y debe enfrentar el invierno y la falta de recursos (p.17-19).

Se representa a Orélie Antoine como un pusilánime, patético en su cobardía, incapaz de sostener su palabra e irresponsable de sus actos. Es diagnosticado como “orate” por una junta de médicos chilenos. Los caciques obviamente se desilusionan, pero volverán a creerle diez años más tarde. 

El ejército avanza fundando fuertes militares, ofreciendo a los mapuche comprar o arrendarles las tierras, en toda regla, con transparecia. En 1862, el cacique Tintre, ofuscado por no poder hacer otra cosa, le regala la tierra a Saavedra, “para que la trabajen” (p.22).

Lo que antes pudo ser legítimo, ahora resulta moralmente sospechoso, por ejemplo, Quilapán quiere iniciar ataques a los fuertes de “don gobierno” aprovechando la coyuntura de la incursión de la escuadra española en 1865. Aquí Histocomix argumenta por primera vez la división del pueblo mapuche entre tribus que aceptan el orden, y otras que como se verá ya no son bravos defensores de la libertad, sino más bien empecinados y mafiosos. Se le enfrenta el anciano toqui Colipi con una frase singular: “ yo no me uniré a ti, yo le soy fiel a Chile”. Quilapán con expresión de rencor amenaza a Colipi, y luego quema sus ranchos y roba sus ganados. Colipi responde con la misma moneda. El discurso de la historieta dice que el ejército interviene “decidido a calmar la tierra y evitar que una sublevación tome cuerpo.” Aquí hay una elipsis, no se cuentan las acciones de paz y prevención, sino que pasa a ilustrar nuevos avances fundadores del ejército. Se funan fuertes militares, pero referidos como obras de civilización.

No pongo en duda la existencia de Colipi ni de su frase. Histocomix tiene una base histórica de fuentes militares. Contraponerla con otras fuentes no puedo hacerlo por respeto y por mi propia ignorancia, pero también porque no tiene mucho sentido ir a un debate externo por documentos históricos, sino que es más pertinente analizar su propio discurso, contraponerla consigo misma y con otras historietas. 

En este momento (1865), Quilapán “desesperado” reúne apoyos y comienza sus ataques, con destrucción del fuerte Curanilahue y robo de caballos. La reacción chilena, dice el texto, es para recuperar los caballos, y se narra el enfrentamiento, en el cual el coronel Lagos retrocede a bayonetazos “para salvar a sus hombres.” “Nuevos robos de ganado y ataques a pobladores chilenos se sucedieron en los meses siguientes.” Otro ataque es “heroicamente rechazado por el capitán Eleuterio Ramírez y sus 150 infantes del 2º de línea” (p.26). La palabra heróico ha cambiado de bando. Es obvio que Quilapán no es un héroe para Histocomix. 

Los chilenos reconstruyen, enfrentan a las “tribus rebeldes”, tienen ayuda de tribus y caciques aliados, uno de ellos muere en batalla, hacen incrsiones con “guerra de recursos” graficada como quema de siembras, sin humanos ni animales víctimas. Esto mientras siguen construyendo obras de civilización. Solamente en un recuadro dice o admite que las obras tienen fines militares (p.30 arriba izquierda). 

En 1869 los mapuches incumplen conversaciones de paz, en 1870 se retiran sin aviso de un parlamento con Saavedra, que los ve irse estupefacto, tomándose la cabeza. La razón es la segunda visita de Orélie Antoine. Ante esto Saavedra reprende a los caciques y ofrece “dos almudes de pesos” para quien le traiga su cabeza. Los caciques se miran entre sí en un cuadro ambiguo, no se sabe si les ronda la codicia, pero no parecen despreciar la maniobra de Saavedra, que queda entonces como táctica de buena lid. El “rey” se entera en el cuadro siguiente y emprende allí mismo una caricaturesca retirada delante de Quilapán. “Pero el toqui ardía con fuerzas” “¡Basta ya! –dice– ¡Yo mismo me haré cargo!”

Vemos a Quilapán liderando hasta el final de sus días “malocas” contra los colonos. Esa fue al fin y al cabo la resistencia de Quilapán, según Histocomix, hechos menores, casi viles, y el ejército respondiendo con mesura y bravura heróica. Es el momento de preguntar de dónde sale o de dónde emerge este relato, y la respuesta ya la sabíamos: desde la historia militar chilena. 

No es la misma calidad humana ni militar de los anteriores Toquis legendarios. Los “asaltos a convoyes de carretas, ataques a fundos y poblados, robos de animales y corte de comunicaciones” casi siempre graficados con fuego, no tienen el nivel de los de la leyenda, aquellos episodios que Histocomix tituló: “El Toqui legendario” (vol. 2), “Tiempo de epopeyas” (vol. 3) o “La frontera indomable” (vol. 4), pero cuando incluso se trata de las mismas acciones guerreras (asalto y destrucción de fuertes, combates y batallas), no valen igual contra Chile que contra los españoles. 

De esta manera el discurso construye lo que podría llamarse la “integración” ya no solamente del territorio y el pueblo, sino de la guerra de Arauco, para quedar en popiedad de Chile.

El concepto “integración” evita hablar de “pacificación”, palabra que usó antes el discurso oficial con aundancia, porque ese término (no soy yo el que cambia las palabras) ya no parece adecuado o políticamente correcto para el lenguaje del siglo 21. Cambiar la historia a través del lenguaje es lo que Europa quiere hacer desde 1992, desechando su propio concepto antes orgulloso de “descubrimiento” y “conquista” por el del “encuentro de dos mundos”. Así, el lenguaje oficial chileno cambia la historia siguiendo al lenguaje oficial internacional, que se propone a sí mismo como la realidad.

Mientras Quilapán infunde terror incendiando todo, los militares chilenos, abnegados, pacientes, construyen puentes y caminos, senderos en la selva impentrable, levantan el telérgrafo y las vías férreas, hasta se diría que ayudan a las abuelitas. La obra chilena es civilizatoria, la resistencia de Quilapán es retrógrada y salvaje. Aunque el antiguo discurso de Civilización versus Barbarie está también en desuso debido a su obvio racismo, en el relato chileno sigue siendo ideológicamente estructural. 

Pero se relata la muerte de Quilapán con respeto: “el último Toqui se había ido”, pues se trata de que los niños puedan enorgullecerse de la legendaria resistencia como una historia integrada a la historia “mayor” del país. Esto es lo que dice el recuadro de texto final de la historieta: “La historia de los guerreros del Reino llegaba a su fin…Nuestra tarea ahora es proteger su cultura, fomentando su desarrollo e identidad y, al mismo tiempo, enorgullecernos de llevar su misma sangre.” (p.40).

Hay un solo cuadrito o viñeta donde se reconocen problemas, cuando en 1879 el ejército se desplaza a la guerra contra Perú y Bolivia. El texto dice: “El ejército fue reemplazado por unidades cívicas de la Guardia Nacional. Esta sustitución de la autoridad desató una interminable ola de crueles abusos en contra de los mapuche.” (p.34) Es obvio que el ejército queda excusado, pues los abusos fueron obra de civiles investidos de autoridad. Civiles y políticos son desconfiables. La situación ocasionó la última rebelión de un Quilapán ya encanecido, preámbulo para representar su muerte con solemnidad. Pero en ella sus guerreron lo siguieron “obligados por el juramento legendario de la resistencia eterna.”

La representación de los personajes del gobierno y del ejército, particularmente la de Cornelio Saavedra, es la de hombres blancos intachables, respetuosos, razonables, de apariencia varonil y sobria, siguiendo el molde de los manuales de historia oficial. Estas representaciones construyen el gran “personaje” subyacente del Estado chileno. Las implicaciones significantes de las escenas que se escogió narrar, y la forma en que son narradas, son bastante obvias. 

Dedicaré el próximo artículo a otra historieta que ve las cosas de modo bien distinto. Dejo los vínculos de los artículos anteriores

Textos de base y ausencias de Chile

Influencia del asesinato de Camilo Catrillanca

Vueltos al pasado / El escudo de Colo Colo FC

Morirás en la frontera / Capitán Garra


Ilustraciones de El Cautiverio Feliz


Quilapán, de Jorge Lillo. Un aporte a la ecología social

La historia del pueblo Huilliche