PROEZAS DEL SR. INTESTINO, por GROTESCO

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Sr. Intestino 2 (RIL, 2016)

Soy el más aggiornado de los críticos, el más rápido para los comentarios. No espero las novedades editoriales porque dependo de las bibliotecas públicas, donde llegan meses o años después, siempre están pedidos, o a veces no llegan. Con esos antecedentes mi carrera va de cumbre en cumbre, y sigo como si nada.

Así fue que hace poco, durante 2018, hallé en la sala de préstamos de la Biblioteca Nacional el segundo libro del Sr. Intestino, del dibujante Grotesco, y me hizo recordar que el primer libro de Intestino, del año 2008 si no me equivoco, ya me había provocado a escribir, pero no pude hilar las impresiones y me quedé callado, como sin vocabulario para este personaje, otra de las tantas injusticias de la crítica con lo que es notable. Lo que escribí en esa oportunidad fue esto:

“Grotesco y el señor intestino: Sorpresivo iconoclasta. Muy capaz de golpear ancianas o a su hada buena, pero no de responderle a un taxista fascista. Corajudo sin importar las consecuencias, mantiene su integridad cuando se presenta en Salo Editores” (enero 2011).

¿Por qué el Sr. Intestino no es más popular, más conocido? No lo sé, pero habría que nombrar las posibilidades de que en el sentido propio de la palabra no sea entendido, y por otro lado, que tal vez la poca cantidad de producción de Grotesco sea un problema adjunto. No lo sé. Para tratar de saberlo, por automatismo aparece la comparación con otros trabajos de humor que sí tienen llegada masiva, y entre los cuales Intestino podría moverse como un par, sin problemas, de contar con más producción, y de contar con que no sea nuestra bienamada sociedad la que no quiera entender su propuesta.

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Libro 1 del Sr. Intestino, Wirin Editores, 2008 (existe reedición de RIL)

Hice una lista de algunas cosas notorias que hace el Sr. Intestino en su segundo libro, que continúan las del primero, con la salvedad de que yo no tengo talento humorístico para describir lo que es puro humor:

  1. Recuperar el patrimonio casi extinto de sentarse en la cuneta a conversar.
  2. Enseñarnos el poder de la guagua (del bebé de brazos, nada que ver con los transportes colectivos en Cuba).
  3. Tener una mamá con la cual envolverse en discusiones idiotas pero constituyentes del sujeto contemporáneo.
  4. El Sr. Intestino es sexual, pero no sería machista, ni pedófilo, ni corrupto.
  5. Pone en jaque al cómic autobiográfico preguntándose a sí mismo si acaso piensa o si acaso habla solo, como un loco.
  6. Asesinar al narrador invisible, aquel sucio y barato sabelotodo, teniendo lugar el ajusticiamiento fuera de cuadro, como corresponde, y el entierro en un debido paraje clandestino de los extramuros. Lo mismo que cuando su polola le dice que mate al perrito que se ha vuelto jipi, el Sr. Intestino pone la sangre donde hay que ponerla.
  7. Por lo mismo, hablar en código joven popular, que domina, sin presumir con guiños de cultura pop.
  8. Por lo mismo también, o sea por una indesmentible cultura del humor y las historietas, enseñarnos a los más viejos cómo son los jóvenes populares, y no confundirlos con la mentalidad burguesa.
  9. Hablar desde la vereda donde están los que reconocen el fracaso de todo, y no pasar por ganador de nada. O sea Intestino es mordaz, maleducado, borracho perdido, pero no es cínico (en el sentido posmo de que si le conviene usa discursos que no respeta o que no conoce) porque en ese caso le va peor.

Quiero decir que las anécdotas de Sr. Intestino son más pensadas de lo que uno al principio piensa. Y la solución de la risa, o el alivio de la risa no es por el ingenio ni es por el código culto de lo pop o el juego de palabras. No hace reír al final, según la regla del viejazo Freud, sino durante el cuento. Y su risa joven no es amarga. Y hay viñetas donde el reconocimiento de estar desencajado y a disgusto del mundo es explícita, o sea no se trata de una interpretación intencionada de mi parte.

Puede que el Sr. Intestino halle demasiado serio todo esto y se ría de mí, pero no quita que yo lo invite unas copas, botellas o garrafas, y si es posible, alentar al Sr. Grotesco a continuar su personaje, puesto que rodeados de BOLSONAZOS te necesitamos, hermano.

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Intestino y Sol Díaz

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