¿Por qué es importante la crítica de las historietas?

son dibujantes

Un día viene Claudio Aguilera y dice que sería necesario promover la crítica y la escritura sobre las historietas, la ilustración, los dibujos animados. Todos sabemos que acá es buen tiempo para intentarlo, aunque sabemos también que nuestra producción se ha retraido, pese a que acá se generaron aportes significativos a la crítica internacional sobre los cómics. Nos juntamos a ver si es posible organizar algo al respecto, y vemos necesario responder la pregunta: «¿por qué es importante todo esto?» Mi resultado son estas ideas más o menos desordenadas, que resumen intuiciones y pistas. Tienen un punto de vista estético, más que histórico, político o de los consumos; es decir un aspecto entre los otros múltiples que también existen en el mismo objeto. Porque en los objetos confluyen, por así decir, todas las influencias del mundo que los originó, y confluyen al mismo tiempo. Esto queda claro apenas nos ponemos a estudiar uno de ellos (o de ellas) y lo convertimos en «objeto de estudio» –por ejemplo las historietas– porque pese a que las aislamos artificialmente del contexto caótico de la realidad, ellas, puestas ahí frente a nuestros ojos lectores, nos lanzan con más o menos evidencia ese caos de proyecciones y causas.

conejo

Estimados leyentes: estudiar, pensar, y escribir sobre las historietas, las animaciones, los libros ilustrados, es importante porque tiene que ver con nuestra formación imaginaria, o la formación de nuestras imaginaciones. Esa raíz infantil, que se refiere a la historia de estas artes y a la historia biográfica de los lectores y artistas, no implica y no debiera significar una minusvaloración, como ha sucedido antes.

Porque desde su raíz en los modos de pensar y sentir de la infancia y la juventud viene la fascinación o el gusto con el cual los artistas han hecho evolucionar las historietas, dibujos animados y la ilustración a niveles de lectura compleja y rica, para niños y grandes. Pero aun entre muchos artistas subsiste un equívoco desprecio a lo infantil.

Porque es posible pensar que constituyen un tipo de gusto estético, o una experiencia estética particular, y no solamente un tipo de lenguaje específico. Este gusto está relacionado históricamente, desde sus inicios, con el humor y la narración de historias, pero quizá sobre todo con el dibujo.

Los creadores y creadoras de historietas, ilustraciones o animación accionan frecuentemente el ámbito infantil que se encuentra en los adultos, debido a los elementos visuales y narrativos con los que trabaja. Pienso que esta conexión se halla también en las obras que tienen temas o perspectivas adultas, para adultos.

Porque junto al ámbito infantil, este gusto está ubicado históricamente en la cultura popular contemporánea, que viene desde el humor, la sátira, la literatura de folletín.

Porque el prejuicio debido a su filiación a la infancia y a lo popular ha hecho que un buen número de artistas y críticos hayan pensado en una necesidad histórica de arribar a la “mayoría de edad” como arte, a incorporar o recoger preocupaciones del arte y la literatura como por ejemplo la autonomía artística, y por otro lado conquistar al adulto lector de literatura como prueba deseada de su valor. La búsqueda de esas metas ha impulsado renovaciones notables y obras interesantes, y sigue siendo mencionada y deseada, pero es una materia de debate necesaria.

Porque hay artistas cuya naturaleza y biografía, y cuyo pensamiento los dota de talento para crear obras dirigidas a niños, jóvenes o adultos, o con el talento de hablar a unos y otros en distintas obras (o textos), y cada cual hace naturalmente su obra, y no hay a priori jerarquías de valor.

Porque las críticas contra el poco mérito de mucha de la producción deberían hacerse en los mismos términos contra libros, películas, pinturas y obras de arte de poco interés, con sobrecargas ideológicas o moralistas, etcétera, cuya existencia es también abundante y numerosa. Si antes se ha confundido el valor cultural o espiritual con los formatos o con los espacios de circulación social, no es posible insistir en esa confusión.

Porque el problema del poco interés histórico o artístico de esa producción corriente es más bien el problema de la industria cultural como instrumento de alienación y de interés comercial, y no de las limitaciones discursivas y estéticas de la narración dibujada. Este problema cuenta con una tradición crítica importante (Eco, Dorfman, entre otros) que actualmente es debatido, pero que continúa siendo pertinente para el caso de las producciones que siguen correspondiendo a estas características.

Porque en las historietas, por ejemplo, se pueden ver y estudiar los mecanismos llamados de “absorción” o de “recuperación”, es decir la desactivación de contenidos vivos y/o rebeldes, las tendencias de cinismo y encubrimiento ideológico, así como de la resistencia a esos mecanismos y la persistencia de proposiciones distintas. Es decir, un campo de lucha politica o de hechos políticos.

Porque creo que la cultura popular contemporánea, en sus orígenes y sus estados actuales, no está determinada y fijada por el mal gusto y la facilidad. Tampoco está subrogada a la cultura de élite por su supuesta limitación intrínseca, sino probablemente por causas de poder e influencia social. La evolución de las narraciones dibujadas nos indica que son un modo de pensar distinto, y que es equívoca la aspiración a “nivelarse” con el arte, la literatura o la filosofía.

En su evolución internacional las narrativas dibujadas han demostrado ser lenguajes originales, como dice Umberto Eco sobre las historietas, estéticamente ricos y complejos, que han impactado notablemente en la sociedad global contemporánea. En este proceso, se han independizando de sus sujeciones a la narración literaria y cinematográfica, así como de sus subrogamientos culturales.

la pintora