SOBRE EL TEMA MAPUCHE EN LAS HISTORIETAS CHILENAS [2]
Francisco Visceral Rivera
Este comentario tiene por base una pequeña recopilación de dibujos en Internet, desde el 15 al 29 de noviembre de 2018, que no es exhaustiva del todo, pues naturalmente debe haber muchos faltantes. Especialmente los dibujos que pude ver en facebook. En este mismo momento se puede buscar en Internet dibujo, caricatura o gráfica asociada al nombre Camilo Catrillanca, y los resultados son pocos en relación a las fotografías, videos, memes o composiciones mixtas. Termina el 28-29, cuando se comenzó a difundir la salida de la serie animada Guardianes del Sur, de Guido Salinas, que continúa la línea tradicional chilena vuelta al pasado, ya tratada en el artículo anterior, pero que posiblemente necesite más estudio, y en dicha serie particularmente sus discursos promocionales.
Claudio Huenchumil
Tomando en cuenta los dibujos nuevos, movidos directamente por el caso que ha conmocionado, o inéditos y dados conocer apropósito, hay una línea que asume una voz mapuche, reivindicando su iconografía, y en ella varios objetivos (denuncia, indignación, solidaridad, rebeldía, tristeza), y otra línea de humor y opinión gráfica con voces chilenas críticas al poder y al estado chileno (la policía, la política, la violencia del estado, la impunidad, la historia). Estas últimas al parecer son más numerosas que las primeras, y directamente originadas por el caso, y que en la evolución posterior del móvil crítico, entrelazándose con otros asuntos del poder chileno, motiva a autores poco críticos en el sentido político y social, como Olea o Montt. Pero he optado por reproducir mayormente las de identificación o voz mapuche.
José Huichaman Pedro Melinao
Pedro Melinao, de cuyas historietas y humor gráfico hablamos en el artículo anterior, subió el día siguiente, 15 de noviembre, una página de sus historietas sobre la guerra ofensiva chilena o “pacificación”.
José Huichaman Estay subió ilustraciones anteriores inéditas. Claudio Huenchumil subió una ilustración titulada “Nguillatun”.Carlos Carvajal Carvajal una ilustración de una mujer mapuche que podría titularse “Arauco tiene una pena”, canción de Violeta Parra que fue compartida y difundida con frecuencia en los días posteriores. Francisco Visceral subió dos ilustraciones muy sensibles, quizá motivadas especialmente por el asesinato de Catrillanca.
Carlos CarvajalBloque Social de Rearme
La ilustración “Justicia”, del Bloque Social de Rearme, es de las pocas que encontré de afichismo que usa el dibujo en vez de la foto. Sobre la línea de “crítica a chile” las encontradas expresan la crítica profunda y el rechazo histórico, más allá del gobierno actual de Piñera, a todo el sistema o establecimiento pos-pinochetista, pues de hecho es el rechazo que se ha dado en la sociedad. Aparte de las sátiras ya instituidas de un autor como Malaimagen, o también Juanelo, que recurren sobre todo a la sorna sobre los discursos oficiales.
Ernesto PittorePato MenaMaliki
Lo que quizá sea nuevo, dentro del género en chile, sea cierta aceptación del tono serio y a veces revulsivo de los dibujos y textos, o más bien la indignación con rabia, recordar con ira. Este énfasis ya viene hace tiempo, en diversos autores y autoras, pero es con hechos indignantes de parte de lo oficial cuando la sociedad pareciera necesitar discursos que no solamente la hagan reír (o creer que puede reírse del poder), es decir admitir la necesidad de ampliar su lectura y sus códigos. Sin embargo, y como en ocasiones anteriores, el contexto no ha cambiado, la indignación se disuelve, y la opinión gráfica no es tenida por la sociedad en general como un modo de pensar, sino como una distracción pensante, a lo más. La primacía de lo tradicional en la caricatura de prensa está movilizada especialmente por ideas y medios de derecha, o asociadas a la defensa del orden, cuyos autores en estas ocasiones no se pronuncian en contra de sus patrones (bueno sería equivocarme).
Me refiero a las ilustraciones seleccionadas a la fecha de escribir esta nota, que pueden verse en http://malamemoria.cl/#
Página web concurso Mala Memoria
ESTILO es un hecho global dentro del cual está la técnica particular. El estilo no es la técnica individual o grupal. Tampoco es “la forma en que está hecha la forma”, puesto que esa definición nos obliga a varias salvedades. Estilo –aquí arriesgo una aproximación personal que atañe a lo contemporáneo y cercano– es una manera de pensar en un lenguaje del arte, y una manera de hablar en ese lenguaje con otros, es decir con los receptores. De esa asociación al dialecto (guardando por supuesto preauciones necesarias), puede entenderse que sea un hecho social y no exclusivamente individual. Se lo minimiza, al menos en chile, en relación a la importancia atribuida a los contenidos, porque en un mundo de prioridades, urgencias y poco tiempo, importa más la lectura coyuntural, política, o una lectura del contexto que explica los contenidos o significados, puesto que es más difícil e inasible hablar y decidir sobre la sensibilidad y el pensamiento visual, en la medida que su fondo en último término no es verbalizable. Quizá también porque se nos enseña a presuponer que allí no hay política.
fusilamiento
Pero es lógico y consecuente que en una convocatoria como esta, hecha por el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, centrada en el problema de la memoria sobre hechos tan dolorosos, la atención esté puesta en los contenidos, y que probablemente los jóvenes artistas hayan centrado su preocupación en manejar símbolos y signos claros. Por ejemplo, en la noticia del diario electrónico U. De Chile, sobre este concurso, han escogido la ilustración “Fusilamiento” de Camilo Chicahuale, excelente dibujo en el cual un civil-futbolista está arrodillado y rendido bajo los tres palos del arco, con el número 73 en la espalda, como a punto de ser ejecutado por la espalda, mientras unas manchas sugieren a sus compañeros de prisión. No queda duda de la referencia al Estadio nacional de chile como campo de concentración y tortura. También en relación a los contenidos hay dos ilustraciones muy claras ante las cuales no queda más que el silencio: “Para que nunca más vuelvan las ratas asesinas” de Magdalena Hurtado, y “Enfermedad Crónica Nacional” de Pablo Mozó, sobre un hecho horrible y desgarrador, irrepresentable, sobre el cual cabe seguir demandando el castigo a quienes han sido capaces de tales crueldades.
En este sentido los trabajos seleccionados son realmente meritorios. La variación principal entre ellos parece estar en el trabajo de conceptualización y comunicación, si se quiere en la manera en que se ha metaforizado un contenido, o la idea gráfica que lo comunica, y es previsible que sobre dichos aspectos los jurados concentren su difícil decisión. En cierto modo, aunque no absolutamente, se trata de variaciones de estilo.
El trabajo conceptual de la ilustración a veces tiende al de la pintura, donde más que comunicar un mensaje verbalizable, la imagen quiere comunicar una atmósfera material en la cual se hallan los sentidos y significaciones. Entre otros: “En memoria de Marta Ugarte” de Mariana Arellano, “Donde están” de Sergio Fierro, “Bala loca silenciosa” de Giovanni Contreras.
Otras veces, la ilustración se relaciona más con la estrategia comunicativa del diseño, es decir, articula elementos y signos visuales (llamas, vegetación, calaveras, etc.) que el observador va descodificando, y que tienen sentidos más unívocos que las de la pintura. “Nostalgia en Lonquén” de María Adasme, «11:52» de Sebastián Cifuentes, “7.10.73” de Consuelo Astorga, “Doble combustión” de Antonia Meyer, “Por mis hijos” de Francisca Luco, son ejemplos de esta línea.
bim bam bum ban bang bang
Desde luego, hay trabajos intermedios, entre otros “Miedo al vacío (horror vacui)” de Sebastián Maureira, imagen en negros de tinta y grises de lápiz, con significaciones en dos polos evidentes, es decir, militares que irrumpen violentamente en la casa de una familia. Los detalles del niño que dibuja caras tristes y nocturnas, la cruz en la pared de la casa, la imagen en el televisor, los dibujos en la puerta, son inequívocos en construir esa polaridad y la violencia horrible de los militares. “Bim bam bum, Bang bang Bang” de Felipe Gaytán, nos trae una recreación de la ilustración de historietas o cuentos de décadas anteriores, donde se nota que el gusto de representar se impone un poco a la presión por mostrar la violencia, más bien la sugiere. También aquí los militares irrumpen (Bang bang Bang) pero ocupan sólo el borde derecho de un espacio que todavía conserva su último aliento de bohemia y tolerancia, con lo cual ilustra, precisamente, una época histórica en el momento que empieza a ser fracturada por otra. “400 cuerpos al mar” de María Valdivia también es dual entre una representación viva y alegre, en la tradición de la ilustración para niños, y una situación siniestra.
“El mar no quiso a Marta Ugarte” de Dominga del Campo, probablemente influida por una figuración conceptualista, es decir, relacionada con otra lógica comunicativa, con otra manera de pensar, pero que exige un observador al tanto.
allanamiento
“Allanamiento” de Rodrigo Contreras, parece ser el único trabajo donde no hay estrategia comunicativa sino descripción directa y espontánea, documental en el sentido que desarrolla la teórica argentina Azul Blaseotto, donde el hombre que está siendo tomando del pelo por un militar nos duele con el dolor del testimonio vivo, y nos hace identificarnos físicamente con él. Puede notarse, en relación a los otros trabajos, que Rodrigo Contreras no tiene (o tal vez no quiere mostrar) una formación académica o de taller del dibujo, la pintura o la comunicación gráfica, sino que por sus características viene más directamente del arte popular, en este caso un estado adolescente de la figuración, que no trabaja en base a composición de los elementos visuales, centro de interés, etc., ni tampoco en codificaciones, sino en la representación directa de una escena testimonial. Lo que se ve en este caso, entonces, es una aparente ausencia de estilo, como lo hallamos en el resto, pero que por semejanza y cultura se asocia al arte popular.
La idea del estilo parece ser sólo entendida entre nosotros como lo formal de una obra plástica. “El formalismo es un peligro” decía Margarita Schultz en sus clases de la Facultad de Artes de la U. De Chile. Es decir, hay un prejuicio e incluso una advertencia, pese a lo cual el hecho del estilo está siempre actuando, porque no puede ser de otro modo. ¿Por qué es importante discutir sobre el estilo?
Porque en los últimos años ya es reconocible cierta homogeneización de una “manera” dominante en la nueva ilustración chilena, representada por los casos de éxito e influencia de Alberto Montt, Paloma Valdivia, Francisco Olea, entre otras y otros, que por cierto han colaborado al auge de la ilustración en chile. Debe decirse que se trata de un estilo internacional, que al menos acá se recibe desde España.
Los estilos, o si se quiere los modos de pensar y representarnos visualmente, conviven y compiten siempre por establecerse, es decir, por hacerse reconocibles y ser aceptados como elementos de cultura. Lo importante es que en estos jóvenes ilustradores se encuentran ciertas tendencias distintas, no radicalmente nuevas pero potenciales de otras maneras de pensar la imagen ilustrada, importante porque debe entenderse la variedad del pensamiento visual. Espero en otro momento ser capaz de describir este que aquí llamo el estilo dominante hoy en la ilustración chilena.
Disculpas necesarias si no pude mencionar todos los trabajos y autores-as seleccionados.
En la serie de libros de la llamita Kiwala, ilustrados bellamente por Paloma Valdivia en el año 2006, podemos ver sin lugar a dudas lo que llamamos una ilustración contemporánea, o de imagen contemporánea. No es que yo tenga ya definido lo que eso sea, más bien todos estos estudios buscan llegar al conocimiento de este arte como tal, y tal como se está haciendo actualmente.
Kiwala va a la selva
Kiwala va a la selva
Revisemos algunos elementos. Las ilustraciones son más presenciales que narrativas, es decir, valen como imágenes en sí, atenuando la función de contarnos algo. Los espacios representados, cerros, montañas, selva, río, son planos de superficie, sin ilusión de profundidad o perspectiva. Paloma Valdivia realiza la composición de la página y la doble página distribuyendo las figuras en el espacio, es decir en la superficie de la página, sin superponer una figura con otra, ni un elemento con otro, sino yuxtaponiendo siempre las partes de los elementos. Si hay por ejemplo una piedra detrás de otra, un cerro detrás un puente, el puente es una forma cerrada y recortada, superpuesta al cerro. Por supuesto, si no hay espacio ilusorio en perspectiva, disminuyen los elementos temporales en la escena, porque no hay distancias ilusorias de profundidad. En otros dibujos de la artista podemos ver su gusto por los métodos del cubismo.
Kiwala va a la selva
Gran unidad estilística, basada en una paleta restringida de grafismos, formas y colores, incluidos los recursos digitales, muy presentes en sus trabajos. Los tratamientos digitales están en las texturas, en los tratamientos de línea, y por supuesto en el color, que es siempre muy bello, y usando una paleta sencilla, como decíamos.
Recordando la conocida y quizás antigua división de categorías de Jean Arp, entre las formas orgánicas y las formas geométricas, en Kiwala hay casi exclusivamente unas cuantas formas orgánicas simples y cerradas, de importante función decorativa, usadas como módulos que al tocarse entre sí forman las figuras, como partes articuladas y en distintas combinaciones, pero sin superponerse entre ellas.
Dichas figuras, la llamita, el cóndor, los animales, los cerros, el mar, las compone sobre una superficie plana, texturada de modo uniforme, con lo que completa la escena y la doble página. La originalidad de las figuras se favorece con el trazo “quemado” de los bordes y como decíamos, por el color. En realidad no queda certeza a la vista de la técnica propiamente dibujística de esos bordes, ya que nos muestran un tratamiento digital importante. Como excepción a la unidad orgánica, soluciona las pupilas de los ojos con perfectos círculos regulares.
En otros momentos su estilo muestra facetas distintas, como en los personajes del libro Capítulo treinta y tres, que hizo con Juan Pablo Olea.
La secretaria
Capítulo 33
Todo adquiere interés cuando el rostro es interesante, la expresión viva, la mirada inteligente. Esto sucede con muchos de los personajes de Paloma Valdivia en este libro. Mencionemos los de las páginas 40, 95, 107, entre otros.
Se reafirman algunos elementos que ya notamos en Kiwala. Naturalmente, estos retratos imaginarios no requieren narración, no requieren que cuenten alguna cosa sino que muestren y sugieran, que sean presencias. El dibujo es en superficie, sin perspectiva, con texturas, trozos de papel mural o patrones geométricos, a veces con algunos elementos trazados en línea pura, sin volumen, Las figuras las superpone sobre estos espacios, sombreando el borde, es decir, como si fueran recortes puestos encima del fondo.
Hay una manera interesante de dibujar las cabezas de perfil con dos ojos. El perfil es nítido (la nariz, la barbilla y el ojo), pero dibuja además el otro ojo más abajo, acompañado a veces por una mancha redonda (la mejilla, el cachete) un poco más abajo a su vez y entre los dos ojos. Esto provoca el efecto de alternación visual. Es decir, si miramos el ojo superior como único, y el de abajo como mancha, grano o grafismo, se ve un perfil con la sonrosada mejilla desplazada hacia abajo, o como sucede en la figura de la pagina 119 “La secretaria”, donde se transforma en una especie de gran lunar o verruga en la pera (el mentón). Si miramos los dos ojos, la cabeza se pone de frente, la mancha sonrosada puede ser una boca abierta, y la nariz una contorsión divertida de la cara. En esto decíamos aplica ( o “cita”) un método cubista, de vista simultánea. Agreguemos que en sus simpáticos pájaros, que le gusta mucho dibujar, puede verse este interés, la respiración de Picasso y Miró.
En general el dibujo es de formas regulares, cercanas a los cuerpos geométricos, muy nítidas, limpias y cerradas. Por ejemplo, las manos las resuelve en el mismo grosor de todo el brazo, que es como una “tira” fina de papel recortado y curvado, por decirlo así; el pulgar no sobresale ni cambia el volumen, el filamento de los brazos termina en el dibujo de las pequeños trazos rectos que son los dedos. Se acerca mucho a los alargamientos de los miembros que hacen los niños y los “primitivos”, es decir, sin anatomía tradicional, sin proporciones, al contrario, los miembros se alargan o se acortan según su importancia expresiva y significativa.
blanca
Pero también y a la vez hay una sensualidad o sexualidad de la forma en las piernas y en los labios, que es más interesante, o si se quiere más bella. Cuando por alguna razón abandona este sentir anatómico para dibujar “primitivamente” pierde algo. Por ejemplo, los brazos, las piernas, y en general todo el personaje de la página 83. En cambio, en “Alelie”, de la página 95, el rostro es tan hermoso que la hace dibujar “bien” las manos, quizá olvidando encerrarlas en la caja donde puso las de los demás personajes. El gusto europeo respira. Pero a la vez nos damos cuenta que cuando la belleza aparece modela las formas, corrige la estilización y encuentra su estilo.
Mundo diminuto, escenográfico, como de marionetas, casas de muñecas, maquetas de habitaciones. También de naturalezas muertas, puestas en una mesa. Rincones. (Las imágenes aquí sólo valen como referencia, se las puede ver mejor en la pagina de la artista).
Un tren que sale o entra de entre las piernas. Una niña que abre su vestido, adentro no están las piernas, está vacío, pero sale de allí un dragón, amable aunque feroz, que amenaza al caballero diminuto. La niña por este detalle se hace una gigante, que desdeña al príncipe.
Soledad (melancolía)
La técnica de pastel, el difuminado, por ejemplo en los cielos de fondo, en los pisos, nos lleva más a una pintura barroca-rococó (Chardin, Boucher, Fragonard) que a un colorismo contemporáneo. Lo mismo los rostros de sus niñas. Es decir, no es contemporánea por alarde de nuevas soluciones, sino por melancolía de un inexistente.
Las cabezas son un gran óvalo, o huevo, con los ojos en los extremos más anchos, separados. Este es si se quiere un detalle dibujístico, pero sin embargo se trata de una «solución» extendida en muchos de los ilustradores infantiles contemporáneos. las narices, en medio de estos ojos separados, son una línea o trazo más o menos recto y largo, como una pincelada cuidada.
spidegirl
Pero, como característica de Ceccoli, los ojos en sí mismos tienen un gran trabajo pictórico-dibujístico. Absolutamente detallados, siendo que en los otros (as) ilustradores en general los hallamos resueltos de modo más gráfico y simplificado. Los labios de las niñas implican un gran trabajo de observación. La boca y los labios de los niños no son fáciles de dibujar cuando se hacen en clave volumétrica y de color. Anotemos de paso que la ilustradora Mabel Lucie Attwell (Peter Pan, 1921), tenía también esta delicada observación de las mejillas, las bocas, los labios y su color en los rostros infantiles. Llega a sintetizarlos en pequeños trazos muy precisos, con los que otorga gran autenticidad a los rostros y expresiones infantiles.
Expresivamente, los ojos y las bocas de Ceccoli son importantes, pues de ellos, abiertos o cerrados, emana buena parte de la atmósfera quieta y melancólica, hacia adentro, silenciosa, de sueño o evocación.