NARRACIÓN Y DIBUJO, 1

DESACTUALIZADO COMO SIEMPRE, aquí entrego las notas  del tema “Narrativa gráfica y estética”, que me propuso Carlos Reyes para Viñetas del fin del Mundo, hace tres meses en noviembre. Mi humilde idea es estudiar en las mismas historietas esos temas, y no al revés, de dar la lata con teorizaciones, para ver cómo se confirman en la cosa concreta, porque muchas veces no se confirman. Si ponemos la teoría antes, la lectura real siempre la deja en problemas, pero si por eso concluyéramos que la teoría no vale nada, le quitamos valor a lo que pensamos mientras dibujamos o escribimos, porque por ahí va.

Hablamos de trabajos chilenos: 1. La propuesta política de Salvador Arenas y Carlos Borman en el fanzine Findemilenio. 2 La síntesis narrativa del fanzine mural A mano alzada, didáctica para recuperar una cultura narrativa. 3 ¿Dibujo malo o dibujo bueno? Antecedentes y reflexiones sobre el dibujo “crudo”. Vamos por partes.

INTRO: Bueno, la estética, como concepto y disciplina es un poco demasiado teórico para nosotros, pero hay dos o tres elementos que se interrelacionan en una historieta, y que son los que vemos estéticamente, sin importar si le llamamos a eso un conocimiento estético: la narración, la poética, el dibujo.

La narración, como sabemos, alude a la construcción de un relato, cómo se cuenta lo que se cuenta, y por otro lado a la lectura; con poética nos referimos a las preguntas de por qué se cuenta de esa o de la otra manera, los sentidos que en la lectura vamos recibiendo y proyectando, la belleza, lo bonito y lo feo, lo grotesco, la simpatía o antipatía, los recibimos como sentidos poéticos;  del dibujo diremos por ahora que es el dibujo simplemente.

Propuestas narrativo políticas en el fanzine Findemilenio

ECO NEGRO, DE SALVADOR ARENAS, EPISODIO 1. Inicio: secuenciación cinematográfica (en este caso regularidad, descripción). El silencio, el tipo de iluminación, la índole de la acción, construyen la referencia al género policial o negro. Hay una transición temporal por acción similar. A través de los personajes, el ambiente y el lenguaje aparece la localización de la historia. El modo de hablar define la ubicación psicológica y social, y también la ubicación geográfica, sea de un lugar específico o de una internacionalización neutra. Esto es así en todas las artes que usan la palabra y el diálogo.

“Situamiento”: en la quinta página, interviene explícitamente el narrador, y la página recapitula la poética narrativa, sensible en un estilo de escritura ligado al antihéroe del género negro, en la secuenciación regular, en el silencio, en el estilo de dibujo del cual ya hablaremos. El discurso del narrador da la contextualización histórica real, y expone también su ideología, que es el desencanto  por lo fea que ha llegado a ser la realidad chilena de la postdictadura. En los casos más interesantes, el género negro explora al personaje desesperado o acorralado por ese organismo que llamamos la sociedad. Son personajes a la vez desencantados por sus propios errores, lo que los aleja de cualquier ejemplaridad épica, o al menos creo que esos son los que dan confianza. Digamos en un paréntesis que en Eco Negro, como parte de una tendencia general, se insiste en que el personaje gane la pelea, solucione su problema (fin del paréntesis). Aquí en esta página se juega “todo”, o sea el acuerdo y la conexión con el lector. Salvador Arenas, como autor, expone directamente su pensamiento, lo sabemos porque no habrá una posterior reconciliación con la cosa política ni con la cosa social, ni aquí ni en otros trabajos de Arenas, y por eso identificamos que en este punto específico el autor toma el papel del narrador de la historia. Es algo que hacemos hoy, aunque no es tan frecuente como parece. Quizá indica cierta limitación, la de no explorar las muchas flexibilidades del lenguaje, quizá por otra parte una vocación de honestidad. Agreguemos que sí lo hace con una forma elaborada, distribuyendo los textos largos, diseminándolos y componiéndolos en la página.

Según Daniele Barbieri (1995) esta forma la inventaron –como otras cosas– Stan Lee y Jack Kirby, en las historias reelaboradas de los superhéroes de Marvel. Es muy usada por Alan Moore o Frank Miller. Lo literario toma importancia, y la distribución sirve para darle una forma visual y equilibrarlo en la imagen global de la página.

Se trata siempre del equilibrio justo entre palabra e imagen, ¿pero qué es equilibrio? De pronto esa palabra no dice nada, o lo que dice definitivamente ya no lo creemos. Más bien hablemos de cuando la imagen empuja al texto, y el texto a la imagen, recíprocamente, poniendo en marcha al relato. Una página llena de texto, como en el caso de Clamton, es un gran desequilibrio pleno de sentido, porque es un receptáculo de las asociaciones que planteó en las páginas previas, y otras que está planteando ahora.

Volvamos a la página 5 de Eco negro. Por alguna razón, insertando el discurso del narrador se reordena todo lo anterior como introducción, o como planteamiento, que sugiere imaginariamente que recién ahora es cuando el relato comienza. O sea que hay un mecanismo imaginario que nos produce la impresión de que, de un momento a otro, empieza un “tiempo presente”.

Sólo se requiere que a continuación el relato cuente su historia o su escena en ese tiempo presente, que sea fluido y dé el sentido de avance, de desarrollo, como ocurre aquí, hasta que decida hacer de nuevo otro corte temporal. Entonces, la impresión de tiempo presente viene del relato y la lectura. Está impulsado por aquel mecanismo invisible, propio del lenguaje, al cual se lo pulsa, por decir así, haciendo variaciones,  entradas o salidas de los narradores, además de cortes y reinicios temporales, entre otras cosas.

Veamos cómo lo hace Arenas: tenemos un relato paso a paso, de momentos crueles, oscuros, contados con cierta distancia. Escenas donde es notable que a pesar de que hablen los personajes, hay silencio. El ambiente no habla ni emite ruidos, la gente pasa callada, no se escucha la música que oye el escolar por los audífonos, no hay onomatopeyas ni aunque se disparen las pistolas, no hay grito del herido, toda esa ausencia permite que entre el silencio. Uno cree que el silencio es lo que hay que llenar, lo que hay que tapar, y al contrario, se requiere una decisión poética para hacerlo sensible.  Diríamos que no hay animación ambiental detrás de los personajes, la ciudad se mueve más que nada movida por la inercia cotidiana, en sensación de desencanto.

La historia continúa sin otras intervenciones del narrador, sin nuevos cortes temporales. Pero en la última página vuelve, por corte, al momento del inicio, o sea al presente “efectivo”. Lo que quiero decir es que nuestro trabajo siempre se juega en mantener este presente de la lectura, y que nuestro lenguaje es bastante dúctil y permite muchas posibilidades. Por eso, las intervenciones explícitas del narrador con los cuadros de texto son críticas, porque me parece que muchas veces tienden a convertir la imagen, la viñeta, en pasado, en algo ya concluido, que entorpece la sensación del presente en la lectura. Naturalmente no me refiero a cuando se está narrando un hecho pasado, o una anticipación futura, o un plano temporal indeterminado, sino a que en cualquiera de ellos una narración interesante, por las mismas condiciones de la lectura, relata en un acontecer de aquí a hora, en desenvolvimiento.

Paréntesis: el narrador sabelotodo, señor del tiempo pasado

En numerosas historietas de aventuras de  Zig Zag, que son narradas de acuerdo a un modelo tradicional, la contextualización se hacía en la primera página, con recuadro del narrador en el primer cuadro introductorio. El texto daba la localización ambiental, el lugar, la fecha o la época, a veces incluso refería el conflicto y nos adelantaba quiénes eran quiénes. Por ejemplo, en Jungla Nº 54 (1968) que vemos acá, el recuadro dice: “En sus largos viajes, ¿vio Ulises en verdad esas criaturas acuáticas mitad pez mitad mujeres? ¿O simplemente vio aquellas sirenas que habitaban la siniestra montaña de la jungla del Mato Grosso?”

Es cierto que el procedimiento tiene que ver con una poética usual de ese tiempo, con modelos exitosos, que los lectores estábamos habituados a esperar. Pero desde nuestra situación actual, que bien lo sabemos no es ni más evolucionada ni necesariamente mejor, uno puede ver que el narrador se superponía al dibujo, y desde luego al mismo proceso del relato. Naturalmente, dentro de éste encontramos acciones y escenas en presente, que son diría yo los que más envuelven al lector en las narraciones largas, porque la sensación de asistir a hechos que están ocurriendo y hacemos ocurrir nos da el placer de leer la historia. Aquí un segundo paréntesis, subjetivo si se quiere: la experiencia del tiempo presente es la que más tenemos perdida, extraviada. Vivimos y pensamos en pasado y ganar el presente es una batalla. Por eso, quizá, la expectativa del presente que nos dan los relatos nos despierta o nos consuela. Por contraparte a la pérdida visual, es cierto que la palabra y el relato verbal  son perfectamente capaces de envolver al lector o la lectora, como era el caso de Juan Marino y otros guionistas de la época, con todo y la abundancia del recuadro del narrador. Pero en general  a nuestros ojos produce una retardación del flujo, del ritmo secuencial, una retardación del dibujo, que queda más de una vez en la incómoda situación de ser un mero ilustrador de la descripción verbal, en vez  de ser relato visual.

Acá lo vemos en la página inicial de “Aliro Godoy”, de Jorge Pérez Castillo, de 1974, que lo mitiga bastante, dejando que el dibujo y el cuadro lleven la lectura. De Pérez castillo hay que hablar bastante más.

Y acá (de Rakatán, 1965) el texto de narrador pasó a ser un globo de diálogo, y el primer cuadro es un cuadro de acción, en la cual entramos inmediatamente. Lukas logra una página introductoria de ritmo narrativo pleno.

Dibujo e influencia en Salvador Arenas

Los pliegues de la ropa, de las sábanas, son surcos delgados y punzantes como las ramas espinosas de los arbustos secos,  que transmiten una sensación de heridas. Las sombras también participan de esa sensación, terminando en bordes duros y en ramificaciones afiladas. Es acorde al tema y a la visión de mundo de Eco negro, y se complementa con una forma general de bloques amplios con línea regular, que a veces describe redondeces del cuerpo, cierta salud. Del dibujo de Salvador Arenas se dice, o él mismo dice, que está hecho en el grado suficiente para que cada viñeta cuente la parte de la historia que le corresponde, para construir una atmósfera, a veces bastante detallada en el ambiente, pero no puede detenerse en dibujar bonito. Dibuja la forma correcta y el efecto que se necesita. No hay tiempo para más, en el amplio sentido de la palabra,  y eso es cierto, y porque es cierto es un problema importante para una historia social de nuestras historietas. ¿Es su decisión o es su manera natural de dibujar? ¿no hay tiempo para trabajarlo más porque el que hay está priorizado para lograr la continuidad del relato, para pensar el guión, para leer? Y hay que decir que es un talento narrador. ¿No hay tiempo porque como en casi todos nosotros, se trata del escaso tiempo libre, de la escasa tranquilidad material necesaria?  ¿cuando hay un poco más de tranquilidad, la prioridad narrativa continúa?

Veámoslo desde otra perspectiva que puede iluminar también el asunto: la de los estilos. Aunque yo no podría detallar las influencias que confluyen en el dibujo de Salvador, tengo la impresión de que el dibujo de cómics, y todos los géneros del dibujo, funcionan en corrientes internacionales que no son creados exclusivamente por unos pocos genios, sino que son fenómenos más complejos, que durante el romanticismo se entendieron como los espíritus de las épocas, según cuenta Hauser. Arriesgándome en algo que conozco un poco al menos, sus dibujos se inscriben en una corriente como la que representa Daniel Clowes, donde el dibujo  sintético esencialmente sirve para narrar, y transmite lo que quiere transmitir por su forma fría y funcional. En Salvador la línea regular, los espacios limpios contrastados con surcos arañados, la leve caricaturización, están racionalizados para transmitir la crueldad y la lucidez de sus textos. No quiero decir que Salvador está influenciado por Clowes, sino en todo caso por una serie de fuentes similares de sensibilidad.

Sirva de introducción para el tema titulado “¿dibujo bueno o dibujo malo?

Autor: vicho plaza historietista

Historietista chileno. Aquí se puede ver algunas historias completas y otros dibujos.

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